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Discurso de Aurelio Martín en la elección de patrono en representación de la Junta en la fundación Bancaria Caja de Ahorros de Asturias

Hemos asistido hoy a un nuevo capítulo del definitivo desapoderamiento público de nuestra Caja de Ahorros.

Hemos asistido hoy a un nuevo capítulo del definitivo desapoderamiento público de nuestra Caja de Ahorros, una institución que con ese nombre tiene setenta años de historia pero cuyos inicios como monte de piedad se remontan a más de ciento treinta años. Las Cajas de Ahorro, conviene recordarlo ahora, se crearon como instrumentos financieros al servicio de las clases populares, basadas en una atención de proximidad, en una gestión prudente de los recursos captados y en una clara vocación social mediante el destino de todos los beneficios obtenidos a la financiación de su Obra Social y Cultural. Gracias a ellas los sectores más desfavorecidos por el sistema financiero pudieron acceder a préstamos para poder financiar su actividad productiva, algo que no hubieran podido obtener del sistema bancario convencional. Por esa confianza de los depositantes o impositores, por esa prudencia en la gestión de los recursos obtenidos y por esa vocación social de la que era buena prueba su Obra Social y Cultura, las cajas de ahorro, especialmente la nuestra, llegaron a liderar la gestión del conjunto de los depósitos con más del cincuenta por ciento del total.

Sin embargo en los últimos años los diferentes Gobiernos de España, durante un proceso paulatino pero en cualquier caso radical, fueron modificando las condiciones por las cuales funcionaban las cajas de ahorros que se fueron pareciendo cada vez más a los bancos, fueron imitando su comportamiento y fueron entrando en una espiral de competencia según la cual lo que primaba era la rentabilidad a cualquier precio olvidándose del criterio social y territorial que siempre había caracterizado su actividad. Se especulaba en los mercados financieros, se participaba en todo tipo de comercialización de productos altamente arriesgados, como las preferentes, las subordinadas, malbaratando así la confianza que siempre habían depositados los clientes en su  entidad, y, aun más grave si cabe, alimentando activamente la burbuja inmobiliaria en sus diferentes formas  para luego desahuciar a miles de personas de buena fe y arrebatarles su vivienda. Y se hizo utilizando un argumento falaz, el mismo argumento tramposo que se viene arguyendo desde el inicio de la crisis, que no hay otra forma de hacer las cosas, como si todo lo que pasó y está pasando fuera consecuencia de una especie de maldición bíblica, como si fuera el resultado del signo de los tiempos. Y no es verdad señorías, no es verdad. Había y hay alternativa, lo que no hay es la voluntad política de ponerla en marcha.

Nuestro grupo parlamentario se opuso desde el principio a este proceso de imitación bancaria de las cajas de ahorro. Por ello votó en contra de la proposición de Ley de los Grupos Parlamentarios Socialista Popular de cuarta modificación de la Ley del Principado de Asturias 2/2000, de 23 de junio, de Cajas de Ahorro que consagraba el proceso de bancarización de nuestra caja. Y por ello se opuso también en el Congreso de los Diputados a la aprobación de la Ley de cajas de ahorro y fundaciones bancarias cuyas disposiciones se aplican hoy en este pleno. Porque señorías, esta ley viene a consagrar  ese proceso de imitación bancaria dando el  golpe final a las cajas de ahorros para dejarlas en manos de los bancos privados, que por fin consiguen de esta forma alcanzar el botín de las cajas. Y porque esta ley viene a hacer desaparecer una de las señas de identidad de nuestra Caja, de todas las cajas, su obra social y cultural. Y eso tiene consecuencias mediatas e inmediatas, a nuestro juicio todas ellas malas. Entre estas últimas está una dramática perdida de empleo consecuencia de este cierre.

En coherencia con esa posición, señorías, nuestro grupo parlamentario no puede hoy apoyar con su voto la elección que se nos propone, y ello con independencia de la opinión que nos pueda merecer la persona propuesta. Porque el problema no es de personas, o no sólo de personas, sino fundamentalmente de proyectos, de posiciones políticas, de formas de entender el esencial papel de lo publico, también y especialmente en el ámbito financiero. Esa es la razón de nuestro voto.

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